El redescubrimiento de la Borderea chouardii en el Pirineo aragonés es una noticia de gran calibre para el mundo de la botánica y la conservación en España. Esta planta no es una especie cualquiera; se trata de un endemismo muy particular, lo que significa que solo crece en una ubicación muy concreta del mundo, en este caso, en una zona del Pirineo. Su historia es casi de película: se dio por extinguida en territorio español hace más de un siglo, principalmente por la alteración de su frágil hábitat en roquedos debido a la construcción de infraestructuras, como carreteras, y la recolección indiscriminada por parte de botánicos y coleccionistas en el pasado.
El hallazgo: El pasado 7 de julio, un equipo de botánicos del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), mientras realizaban trabajos de campo en una zona remota y de difícil acceso del Congosto de Sopeira, se toparon con una pequeña población de esta planta. La localización exacta se mantiene en secreto para protegerla, pero lo que la hace tan especial es que ha sobrevivido en un risco vertical, un lugar que la ha mantenido a salvo de la actividad humana y de los herbívoros.
Una superviviente nata: La Borderea chouardii es una planta increíblemente longeva, con ejemplares que pueden vivir más de 300 años. Tiene un ciclo de vida muy lento y una biología reproductiva fascinante, con plantas macho y hembra separadas y una dependencia de las hormigas para la polinización y dispersión de sus semillas. Se la considera un fósil viviente, un relicto de la flora tropical que existía en la zona hace millones de años.
¿Y ahora qué?: Este hallazgo ha activado de inmediato los protocolos de conservación. La planta ya estaba catalogada como "en peligro de extinción" en los catálogos nacional y aragonés, lo que le otorga la máxima protección legal. Ahora, el Gobierno de Aragón, junto con los científicos, reforzará su plan de recuperación. Esto incluye la vigilancia estricta de la nueva población, la investigación de su genética para evaluar su diversidad y la posible creación de un banco de semillas en el Jardín Botánico de Madrid para asegurar su supervivencia a largo plazo.